miércoles, 1 de diciembre de 2010

La Reina Negra

El Sol aún no había salido, y Abla ya lo estaba esperando. Desnuda, como cada mañana, veía amanecer desde lo más alto de su torre. Si los hombres de su reino lo hubiesen sabido, habrían envidiado al astro rey, pues Abla, además de ser quién más madrugaba, era la reina del País de la Arena, y también la más bella.

Gobernaba un reino lejano, rodeado por desiertos, y bajo un sol abrasador. Sus gentes, eran amables y siempre sonrientes, de piel oscura y ojos claros que desde lejos, parecían espejismos sobre las dunas del desierto.
Para el País de la Arena, éste era un día especial, pues era el cumpleaños de su soberana. Abla cumplía los dieciseis veranos, edad en la que era costumbre casarse. Pero a pesar de que pretendientes no le faltaban, ella no encontraba ninguno de su agrado y los rechazaba lo más amablemente posible.

-"Ya llegará" decía, "ya llegará".

Y llegó. Una noche, cuando Abla todavía no se había ido a dormir, vio a un hombre que caminaba hacia el este. Le llamó bastante la atención, pues la calle estaba desierta aquella noche. La reina, cubrió su bello cuerpo de azabache con una bata, y bajó al encuentro de aquel misterioso viajero.

-"¿Quién va?" dijo la reina con su cálida voz.
-"Soy un rey, que viaja hacia el Este. ¿Quién lo pregunta?"
-"Soy Abla, reina de la arena que estais pisando. ¿De dónde sois rey?"
-"Soy monarca de los cielos, soy el Astro Rey" dijo.
Entonces, el hombre descrubrió su rostro, revelando unos ojos brillantes, y piel tostada. Abla quedó hipnotizada por su belleza.
-"Viajo hacia el este, para poder amanecer como cada mañana" dijo mientras se cubría de nuevo su cabeza con la capucha, y se ponía de nuevo en camino.
Abla vio al viajero alejarse sin decir una sola palabra. Siempre había amado al sol, pero esta vez, se había enamorado del hombre.

Durante varias semanas, Abla bajaba por las noches en busca de su amado, sin suerte. Veía al sol cada día, y deseaba volver a verlo en forma de hombre. Un día, decidió que construiría una torre tan alta, que podría alcanzar los cielos. Mandó tal empresa a sus súbditos con tal ahínco, que a las pocas semanas, su proyecto ya estaba acabado.

Al día siguiente de la finalización de la torre, Abla se había levantado más pronto que de costumbre. Hoy iba a subir en busca del sol, en lugar de esperar a que él dejase entrar sus rayos por los ventanales.
-"Todavía faltan unas cuantas horas antes del amanecer" pensó Abla. "Mejor, así podré esperarle, y darle una sorpresa". Con todos estos pensamientos, Abla se puso en camino.

La torre se veía mágica aquella noche, de eso no había duda. La luna, que brillaba intesamente tras su escalera hacia los cielos, estaba completamente llena. Cualquiera hubiese podido pensar que estaba celosa. Abla se adentró en la torre, y comenzó a subir con excitación. Cuando llegó a lo más alto, comenzó a buscar por donde saldría el sol, pues deseaba recibirle y declararse. Sus pisadas eran gráciles sobre aquel cielo negro y, salvo algún tropezón con alguna nube despistada, no notó diferencia alguna con el suelo firme. Allá por donde caminaba, iba dejando un reguero de arena en los cielos para que cuando tuviera que volver a la torre, pudiese encontrar el camino seguido fácilmente.

El sol aún no había salido, y Abla ya lo estaba esperando. Esta vez, estaba vestida, pues no quería causarle una mala impresión. El sol salió, pero no era un hombre sino una gran bola de fuego, como el sol que aparece cada mañana. La reina, se abrasó con el calor, y quedó brillando en el cielo para siempre.
El camino de arena, también quedó allí, brillando, y los antiguos la llamaron la Vía Láctea. Si algún día madrugas y miras hacia el cielo, verás todavía a la reina del País de la Arena: los antiguos la llamaron Venus, y otros, El Lucero del Alba.

4 comentarios:

  1. Bastante bonita, pegaría escucharla con stairway to heaven :)

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  2. Bonito relato! Me recuerda a un pasaje de un libro de mitos oriental que leí hace mucho tiempo!!!

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  3. Vuelvo a la sana costumbre de leer tus relatos :)

    ¡Y bonito reencuentro con el blog, me ha gustado mucho!

    pd. El próximo relato a los operarios de la torre :P

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