Recordó toda su vida, desde su niñez hasta la llegada de aquel forastero a la ciudad. Recordó como cuando tras ofrecer a aquel viejo hombre demasiados tequilas, le contó como había sido capaz de burlar a la muerte en tantas y tantas ocasiones. Mientras lo hacía, se lo demostró: introdujo 7 balas en su revolver, dejando sólamente un hueco en el tambor, lo giró al azar, y apuntó a su propia sien. Click. Volvió a girar el tambor, y volvía a intentar disparar. Ninguna bala salía del cañón. El forastero reía, pues cada vez que apretaba, el resultado era el mismo.
- "¿Cómo lo hace?" inquirió el pistolero. "No consigo ver la trampa"
-"Porque no hay ninguna trampa." dijo el forastero mientras engullía otro trago. El pistolero, arqueó una ceja:
-"No comprendo".
El forastero sonrió, presumiendo de su astucia.
-"¿Has oído hablar alguna vez, de aquel viejo dicho que dice que cuando vas a morir, puedes ver pasar toda tu vida por delante de tus ojos?" El forastero esperó a que el pistolero asintiera.
- "Pues bien, yo una vez descubrí, que este recuerdo puede cambiarse, como quien desvía el agua de un río". continuó diciendo, mientras secaba la tequila de su barba con la manga de la camisa. -"Por eso, he venido a matarte" sentenció mientras encañonaba el revolver contra la frente del pistolero.
-"Pero.. ¿¡qué dice, buen hombre!?"
-"Verás hijo, si te dejo vivir, dentro de 3 días exactamente, serás tu quien acabe con mi vida. No pongas esa cara de bobo, pistolero. Te lo voy a explicar: tú y yo llevamos intentando matarnos el uno al otro desde hace decenas de años, a través de nuestros recuerdos, cambiando la vida que vemos pasar delante de nosotros al ver llegar la guadaña de la muerte. Yo intento matarte, tu ves toda tu vida, y cambias algo en ese recuerdo, para poder matarme antes de que yo pueda intentarlo. Entonces, veo yo mi propia vida, y cambio algo. Y siempre es así, una y otra vez."
-"Lo sé. Pero cuando aprietes el gatillo, no saldrá ninguna bala." espetó el pistolero mientras sonreía.
Click.
Inmediatamente, y antes de que el forastero llegara a asombrarse, el pistolero ya le había cogido del brazo, estirado, y colocado su cabeza contra la barra, inmovilizándole.
- "Forastero, este es mi recuerdo y no el tuyo, soy yo el que se salva" dijo tranquilamente mientras de forma desganada, sacaba el revolver y lo dirigía al corazón de su archienemigo. El viejo hombre, no decía nada. Su rostro no reflejaba miedo. Solamente impaciencia.
-"Yo de tí me preocuparía. ¿Porqué crees que te he emborrachado?"
El forastero disfrazaba su rostro de terror mientras el fuego del arma quemaba su corazón. El pistolero contestó mentalmente a su propia pregunta. "Porque así, no podrás recordar nada".
Todo había acabado. Después de incontables veces que había vuelto a vivir su vida, matando y dejándose matar, por fín dió fín a la locura. Sabía que él ya no podría volver de entre los muertos, pues el alcohol había nublado la mente de su némesis lo suficiente como para que no pudiera volver a vivir su vida de nuevo, y evitara su muerte. No. El tequila había cumplido su misión, y había matado su lucidez.
El pis
![](http://nicolasramospintado.files.wordpress.com/2009/06/backlit-cowboy.jpg)
-"Veo que por fín has acabado tu misión" dijo la chica. El pistolero se volvió.
-"Así es, querida. Larguémonos de aquí".
Años más tarde, ya casados, tuvieron tres hijos: Sam, John (como su padre), y Megan. El protagonista de esta historia no llegó a conocer a sus nietos. Murió apaciblemente en su cama, a la lóngeva edad de setenta años, mientras dormía.
Y murió en el bar, mientras el forastero reía, sin oler a tequila. Murió también sobre la mesa de juego, con un poker de ases. Se desangró en la entrada del pueblo, con una bala alojada en los intestinos. Murió de cientos de formas, y en todas, el forastero sonreía.
Por fín, el cuerpo impactó contra el suelo, con una bala habiéndole desmontado de su montura y levantando una nube de polvo. Había conseguido cambiar cientos de vidas recordadas, pero solo eran eso, recuerdos. Tras llegar al momento de evitar la muerte en sus vidas recordadas, el resto eran fantasías, pues aunque modifiques un recuerdo, no puedes cambiar tu vida.
El polvo se asentó poco a poco, mientras se lo iba llevando el viento. Apareció un hombre en la lejanía, con un rifle humeante. Pero no era el forastero. El pistolero nunca lo había conocido.
BRUTAL... PELOS DE PUNTA
ResponderEliminarQue bueno! el mejor de los tres, sin duda. Por cierto, me gusta que cada relato sea distinto al resto.
ResponderEliminarSigue asinnnn ;)
Muy Bueno! A david lynch le gustaría dirigir la película
ResponderEliminarNo se si te lo dije, pero esto sería un guión estupendo para una peli de cine. Podría rivalizar con origen y todo, por poner un ejemplo. Genial.
ResponderEliminarPor cierto, me recuerda al primer libro de Stephen King de la serie La torre oscura, que se llama el pistolero.