![](http://1.bp.blogspot.com/-eiFGf7FRV2A/TWQBhkLswAI/AAAAAAAAACY/dM-ydMwBYHo/s200/who_am_i.jpg)
(Rápido Guillermo, responde sin titubear)
- Pues claro que no, cielo. ¿De dónde has sacado esa idea?
(Muy bien, Guillermo)
- Eso mismo pensaba yo, pero bla bla bla...
Guillermo desconectó. Miraba a su alrededor, aunque su mente estaba muy lejos de allí.
Mientras Rosa le hablaba de temas que poco le interesaban, él asentía e intercalaba algún "ahá" de vez en cuando. El café que tenía sobre la mesa aún estaba caliente, y lo removía de forma automática.
- Guillermo, ¿me estás escuchando?
- Ahá... sí..., claro....
El bar estaba vacío. Solamente Rosa y él sentados en una mesa, al lado del reloj: eran las 19:00.
- ...y me fui enfadada. Que poca vergüenza.
- Desde luego... ahá...
El tiempo se le hacía eterno. Miró el reloj, que marcaba las 17:33.
- ..y ella erre que erre...
- Ahá, ahá...
Las paredes estaban pintadas con un tono ligeramente marrón que le recordaba a las paredes de casa de sus padres.
- ¡No me estás escuchando!
Se rompió el hechizo. Guillermo dió un pequeño brinco, sobresaltado por el repentino grito de Rosa.
- ¡Nunca me escuchas! Es un tema que sabes que me preocupa y llevo media hora hablando sola!...
(Un momento... ¿media hora?)
- Siempre me haces lo mismo. Yo a tí siempre te estoy escuchando y...
(Hace un rato el reloj marcaba las 19:00, luego las 17:33.. que extraño. ¡Algo raro sucede!)
- ¡No sé ni como te aguanto porque...
(Ahora marca las 23:14. Esto es imposible, debo de estar en un sueño. A ver... ¿cómo he llegado hasta aquí?)
Guillermo no sabía como había llegado hasta allí. Estaba soñando. Rosa continuaba discutiendo sola mientras él salía del bar.
- Mmm... ahora recuerdo. Anoche, antes de acostarme leí sobre sueños lúcidos, es decir, aquellos sueños en los que eres consciente de que estas soñando. Me dije a mí mismo que experimentaría a ver qué cosas podía hacer mientras estaba soñando. A ver...
Guillermo intentó modificar las leyes de la física, tratando de volar, atravesar paredes... Nada. Seguía con los pies en el suelo, y las paredes ni se inmutaron.
- Supongo que no tengo suficiente práctica.
Un hombre le miraba.
- Hola Guillermo - dijo el hombre.
- Hola, ¿quién eres? No te reconozco.
- Pues no lo sé. Yo tampoco sé quién soy.
- Creo que no te he conocido nunca. Quizás te haya inventado durante este sueño.
Guillermo se dió cuenta de que todo lo que aquel hombre le dijera, ya lo sabría. Él era producto de su imaginación. No obstante, le picaba la curiosidad. Era como mirar a través de un agujero en la pared hacia la sala cerrada del subconsciente.
- Voy a aprovechar para hacerle una pregunta profunda. Será interesante escuchar la respuesta que ofrece este personaje y descubrir qué piensa la cara oculta de mi mente. - pensó Guillermo.
- Soy todo oídos.
- Está bien, está bien. ¿Quién soy yo?
- Mmm... sabes que estás soñando, y sabes que eres Guillermo. Si lo sabes, ¿porqué me lo ibas a preguntar?. Lo importante no es quién eres, puesto que lo que yo te conteste será obvio. La pregunta importante sería: ¿Porqué quiero preguntar a mi subconsciente que quién soy?
- Quiero conocerme mejor. Quiero que la parte no consciente de mi mente me describa. ¿Quién puede conocerme mejor que yo mismo?
- Tal vez estés equivocado, y lo que conozcas de tí mismo sea falso, por lo que la respuesta que te dé será errónea. Lo que sí puedo decirte, es que tienes interés en saberlo, y esta respuesta contesta a parte de tu pregunta.
- No lo entiendo.
- Nadie dijo que lo harías. Esto es un sueño, ¿no?. Sabías que solamente obtendrías respuestas crípticas por mi parte, y aun así me has preguntado.
El hombre comenzó a caminar apresuradamente, como si llegase tarde a algún sitio.
- ¡Espera! ¡Aún tengo muchas otras preguntas!
- Acompañame entonces.
- ¿A dónde vas con tanta prisa?
- ¿Es esa tu primera pregunta?
- Sí, lo es.
- ¿Y cómo ibas a tenerla antes de que comenzara a andar? ¿Cómo sabías que me iba a ir? Voy a hacer algo importante.
- ¿Qué es eso tan importante?
El hombre no respondió.
- Ehm.... ¿cómo te llamas entonces? - dijo Guillermo.
- Ya te dije que no sé quién soy.
- Solo he preguntado por tu nombre.
- Puedes llamarme Antonio si eso significa algo para tí.
El hombre entró en un edificio. Dentro había unas taquillas. Subió unas escaleras, y llegó a a una sala a oscuras. Podía oírse el rumor de unos aplausos.
- Guillermo, a partir de aquí he de dejarte. Yo entraré ahí dentro, y tú despertarás poco después. Y cuando lo hagas, descubrirás que aunque no sepas quién eres, al menos sabrás quién no eres.
Antonio entró dentro de la sala. Entre el rumor de los aplausos Guillermo pudo escuchar como su recién inventado personaje gritaba "¡Hijo de puta!". Instantes después, escuchó el sonido de un disparo. Los aplausos se detuvieron, y comenzaron los gritos. El sueño comenzaba a desmoronarse como un puzzle al agitarse. Gente que gritaba y salía aterrorizada del teatro Las mismas caras una y otra vez, como si el sueño se hubiese estropeado y se le hubiese acabado la gente. Guillermo trataba de buscarle el sentido a todo aquello, pero ya era imposible. Se vió inmerso en un mar de personas que le alejaba de aquel lugar. Otro disparo. ¿Quién era Antonio? ¿Qué representaba? ¿Y aquél teatro? Todo comenzó a rasgarse, y un dormitorio fue apareciendo poco a poco.
Rosa se despertó sin recordar nada de lo que acababa de soñar. Se estiró levemente, y vió que su reloj despertador marcaba las 05:36. Aún le quedaban unas cuantas horas antes de irse a trabajar. Miró a su derecha y vió que Guillermo dormía plácidamente. Le dió un besito, y volvió a dormirse.
(Te quiero).